domingo, 18 de octubre de 2009
Arturo Illia: La República Perdida parte 2
El derrocamiento de Illia
Para principios de 1966 Vandor afianzaba sus relaciones con jefes y oficiales del ejército con el objetivo de aproximar al movimiento obrero con las Fuerzas Armadas y, así, dar al país una solución política con la exclusión de Perón. Al comienzo, los contactos eran secretos pero pronto llegarían a conocimiento de fieles del gobierno, a quien alertaron ante una posibilidad de un “pacto militar-sindical” muy previsible. Pero Arturo Illia no prestaba atención a estas alarmas y tampoco prestó atención cuando la CGT decretó un paro general así como también protestas, interrupción de servicios y bromas general en torno a la tortuga, aunque si generaron una atmósfera de malestar. Por otro lado, la prensa también criticaba diariamente al gobierno y al hecho de descreer en la democracia. Asimismo, en reuniones sociales, jefes y oficiales se dedicaban a desacreditar al Presidente y sus colaboradores mediante el uso del humor. Por su parte, los empresarios fueron ganados por la impaciencia ante las perspectivas de sus negocios acumulando descontento y alegando a un “vacío de poder”.
A su vez, la situación se tornaba cada vez más difícil, caracterizada por una atmósfera enrarecida que atentaba con la estabilidad institucional.
Al ver que no había reacción por parte del Presidente Arturo Illia, se le aconsejó ampliar las bases políticas del gobierno con la colaboración de los mejores hombres de los partidos de la coalición para preservar la democracia, la cual se encontraba en peligro y debía ser salvada. Pero Illia no aceptaba consejos más que de su círculo íntimo de colaboradores, y así, el oficialismo con su ingenua sinceridad cada vez se debilitaba más para enfrentar a la oposición. La situación parecía la siguiente: el gobierno se sostenía y era una genuina expresión de la democracia. Había libertad, se respetaban los derechos y garantías, había justicia independiente y las instituciones de la República funcionaban sin interferencias. En cuanto a la situación económica, existía una inflación del 29% anual pero no era tan mala. A su vez, los gobernantes parecían muy honrados acrisolada y no se los asociaba a negociados o trampas. Pero el secreto era que el gobierno había sido sentenciado…
Durante la celebración del Día del Ejército, el 29 de mayo de 1966, el General Pistarini acusó al gobierno, en su discurso, de indiferencia ante la situación dominante, realizando hincapié en una incapacidad para manejarla. Pero, por su parte, el gobierno no puedo realizar nada ante dichas denuncias.
El 26 de junio, el General Pistarini dispuso la presencia de un jefe militar que respaldaba al gobierno pero el Secretario de Guerra se opuso cuestionando la medida. De igual forma, su autoridad también fue discutida y se monta un operativo para desalojar al Presidente de la Casa Rosada.
El 27 de junio el Dr. Arturo Illia trabajaba en su despacho cuando se presenta el General Alsogaray, quien, en nombre de las Fuerzas Armadas, le ordena retirarse del despacho y de la Casa Rosada. Illia se opuso a la idea, hecho por el cual el General Alsogaray se retiró. Pero instantes más tarde intervino la Policía Federal tirando gases que obligaron al Presidente a desalojar su despacho y finalizar con el tercer gobierno radical de la República.
Bibliografía
“de Yrigoyen a Alfonsín – Relato de un testigo del drama argentino”, Félix H. Laíño, Editorial Plus Ultra, Argentina, 1986.
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Es una clara descripción de los antecedentes del golpe pero no queda demasiado claro cuál fue el papel del movimiento peronista en caída de ILlia.
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